junio8, 17
Criterios para la formación de carteras y asignación de activos
La gestión de carteras y la distribución en las distintas categorías de activos, conocida como “Asset Allocation” depende de los objetivos y restricciones del inversor.
Los criterios para la formación de carteras pretenden establecer una sistemática en la construcción y gestión de la cartera que sea compatible con los objetivos del cliente y evite las decisiones arbitrarias en momentos de euforia o pánico.
Los pasos a dar serían los siguientes:
Especificaciones del cliente: características, restricciones y perfil de riesgo.
Hay que conocer las características del inversor para definir su perfil de riesgo. Existen diversas restricciones, explicadas por el cliente o no, que limitan la libertad del gestor y condicionan por tanto los objetivos de inversión de la cartera.
Objetivos de la cartera:
- Serían la rentabilidad, seguridad o nivel de riesgo, liquidez y fiscalidad; los objetivos que más afectan a la cartera. Al mismo tiempo son criterios para decidir sobre la estrategia de gestión y la composición de la cartera del cliente. Es importante pensar que los objetivos pueden ser contrapuestos, por ejemplo, a mayor rentabilidad mayor riesgo.
- El tipo de inversor, particular o institucional, puede definir también diferentes perfiles de riesgo y rentabilidad, dependiendo de la edad, situación económica, etc., o si se trata de un fondo de inversión, banco, compañía de seguros… Incluso el mismo inversor no siempre conoce exactamente sus objetivos, nivel de riesgo o restricciones. Incluso en mercados desarrollados nos podemos encontrar instituciones que no conocen completamente los riesgos en que incurren por la administración de la cartera.
- El tamaño de la cartera es otro factor a tener en cuenta a la hora de usar determinadas estrategias en relación a tipos de activos, diversificación, aportaciones periódicas, limitación de rotación, etc.
- El tiempo que permanecerán los fondos en la cartera y si existirán aportaciones periódicas o es de aportación inicial es otro factor a tener en cuenta en el horizonte temporal.
- La situación fiscal es otra restricción muy importante por el enorme impacto que tiene en la rentabilidad. A veces, para individuos, es más importante este criterio que la propia rentabilidad.
- Los criterios de diversificación también establecen restricciones en las carteras. Igual la rotación de la cartera, cuantas veces se permite vender y recomprar el total de los activos de la cartera al cabo del año por los costes que implica o tiempo de estar fuera de mercado en caso de realizar una gestión a través de fondos de terceros.
- Por último la liquidez necesaria que tiene el inversor de cara a compromisos que tenga es necesario tenerlo en cuenta también a la hora de asesorar o gestionar el patrimonio de nuestros clientes.
Estrategia de gestión a seguir.
Se entiende las diversas técnicas de gestión que se pueden usar y deben ser consistentes con los objetivos y políticas que se han fijado previamente. Se puede distinguir entre estrategias activas y pasivas. En las pasivas se intenta simular el comportamiento de un índice o fijar un nivel mínimo de riesgo. En las activas, se pretende superar un determinado índice objetivo, conllevan mayores costes y son más adecuadas para objetivos de crecimiento.
Selección estratégica de activos.
Se entiende como la distribución final de los activos según sus clases: Renta Variable, Renta Fija, Instrumentos monetarios a corto, inversión inmobiliaria, arte, etc. Esta distribución tiene dos componentes: estratégica y táctica. La estratégica consiste en determinar la estructura de cartera más adecuada a las características del cliente – más estable en el tiempo. La táctica se destina a un porcentaje de la cartera a aprovechar las oportunidades del mercado sin modificar sustancialmente su composición – operaciones puntuales y más de corto plazo.
Selección de valores/fondos.
El patrimonio exigido en la gestión de una cartera individual varía sustancialmente según el tamaño de la sociedad gestora. Los gestores suelen utilizar el análisis Top Down, comenzando por la situación macroeconómica y descendiendo por sectores, zonas geográficas, divisas, entre otras, hasta los valores concretos o fondos en su caso.
Para realizar esta selección usan tanto el análisis fundamental (cuando los fundamentales de empresas aconsejan comprar o vender), como el análisis técnico más adecuado para buscar el momento (timing) de entrada o salida.
Control y medición de resultados.
Se realiza un seguimiento de los resultados obtenidos por las carteras según criterios definidos. Hay que configurar un sistema de medición que no es sencillo, determinando el plazo en el que se va a efectuar la medición y el tipo de medida a utilizar (rentabilidad simple, compuesta, contínua). Habría que proporcionar al cliente: informe de rentabilidades obtenidas y su período, activos en cartera, plusvalías realizadas, dividendos y otros ingresos, plusvalías y minusvalías implícitas, resumen de operaciones realizadas y de gastos incurridos, y por último, breve análisis de situación de mercado y perspectivas para período siguiente.