junio13, 17
Titan Desert: En el desierto de Marruecos
Antes de empezar, decir que no pude terminar la Gaes Titan Desert by Garmin 2017 por ataque de Morocco Express en la tercera etapa. También llamado mal de Moctezuma o, en mi caso y el de otros participantes este año, salmonelosis.
La primera etapa la hice sobrado y pensé «esto está chupado» (¡qué iluso!). La segunda etapa ya me encontraba mal pero salí y a base de agua, isotónico y sales pude disfrutarla… eso sí, ya no me entraban ni geles ni barritas. En la tercera etapa, la noche fue movidita; no pude ni salir, intenté tomar algo de suero… así que decidí esperar un día por si al día siguiente me encontraba mejor, y aunque no fuera finisher (llegada a la meta), podía conseguir la famosa piedra, pero no pudo ser…
Es una pena no haber podido terminar la prueba por lo que ocurrió y volverte con la sensación de no haber podido darlo todo, pero este tipo de pruebas físicas son así y dependen fundamentalmente de:
- Forma física: meses de entrenamiento y muchos kilómetros encima de la bici de carretera y de montaña.
- Cabeza: por mucha forma física que tengas cuando llegas allí te das cuenta de que aunque te hayas informado, visto vídeos, etc., al final tu fuerza mental es necesaria al tratarse de una prueba extrema. El terreno arenoso conocido como ‘fesh-fesh’ te hace no poder coger ritmo de pedalada y haces mucho esfuerzo para poco avance; el viento (velocidades de 30-40km/h muchas veces de cara), y el calor (temperaturas en el Garmin por encima de los 40 grados) son factores importantes.
- Estómago: no lo puedes controlar porque la mala manipulación de alimentos o el contagio de otros participantes puede dar lugar a lo que me pasó (fiebre, tiritonas, vómitos, dolor muscular, debilidad absoluta más descomposición). Tardas 48 horas en recuperarte y si no sales de en dos etapas ya estás fuera de la prueba.
- Glúteos: pasar todos los días encima de la bici al menos ocho horas puede pasarte factura en términos de ampollas y heridas; si tienes la mala fortuna de sufrirlo… al palco en directo. Un amigo del grupo en el que íbamos, Rafael Alkorta, solo pudo terminar la primera etapa; hice los últimos 50km de esta etapa con él llevándole a meta y el pobre iba, literal, de pie. De hecho, es la primera causa de abondonos, aunque este año fue la salmonelosis.
- Mecánica: otro imponderable. En la primera etapa me encontré a uno de Tarrasa que había pinchado dos veces y había roto la patilla del cambio. No llegó a tiempo y entró fuera de corte, al palco.
En cualquier caso, la experiencia es maravillosa. Sin embargo, lo mejor ha sido haber levantado casi 9.000€ para ayudar a tres ONG: Kelele África, Agua-ONG, IIIHS.
Gracias a todos los que habéis participado y animado en esta aventura a la que, espero, volver para terminar en un futuro.